Objetos de apego…

Con el paso de los años en esta profesión vas aprendiendo pequeños «truquitos» que suelen resultar eficaces para casi todos los alumnos con los que te topas. Son pequeñas estrategias muy sencillas (y obvias) pero que facilitan enormemente lo que hacen. Hoy voy a compartir uno de estos minitrucos con vosotros.

Es bastante frecuente que los alumnos con TEA, especialmente los de menor edad, tengan objetos de apego, un muñequito con el que vienen al cole, un juguete u objeto de la clase que cogen y no quieren soltar… y que les impide utilizar las dos manos para realizar las actividades que les proponemos.

Nuestro empeño suele ser que lo suelten y el suyo no soltarlo así que surge un conflicto de intereses. La primera opción que se nos puede ocurrir es quitarle el objeto al niño pero el resultado suele ser catastrófico ya que no entiende lo que ha ocurrido y los llantos (y rabietas) aparecen inmediatamente después…pudiendo alargarse durante un largo período de tiempo.

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Resulta mucho más efectivo hacer que sea el propio niño el que guarde el objeto. Yo suelo utilizar un cestito o cajita abierta que coloco en la propia mesa de trabajo del alumno, le animo a meterlo dentro y lo mantengo en la mesa a la vista, para que sepa que lo puede recuperar al terminar su actividad. Cuando el alumno aprende que lo puede coger cuando termine, empieza por lo general a guardarlo él solo de buena gana, evitándo así el llanto y la rabieta. Después poco a poco podemos ir situando el cesto en otro lugar y espaciar más los tiempos (aumentando las actividades que debe hacer antes de conseguirlo) hasta conseguir restringir el uso de estos objetos únicamente a los momentos de ocio (como los recreos) o usos puntuales cómo refuerzos.

Resumiendo, siempre es más funcional que sea el propio niño el que recoja o guarde las cosas frente a que se las retiremos nosotros. Algo fácil y bastante evidente pero que en ocasiones con las prisas del día o la impaciencia podemos llegar a olvidar…

Saludos y hasta dentro de unos días…

4 comentarios

  1. Es un consejo buenísimo, Lucía. Nosotros así lo vinimos haciendo con Erik, y nos funcionó fenomenal. Ya no suele tener apegos a objetos, pero a veces vuelve la racha y sacamos de nuevo «su cajita».
    Abrazos desde Hamburgo.

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