A la hora de intervenir con alumnos y alumnas con TEA no sólo es necesario tener claramente definidos los objetivos a trabajar sino también establecer cuidadosamente la metodología a emplear ya que gran parte del éxito de la intervención que realicemos va a estar relacionado con este aspecto.
Ya hemos abordado anteriormente algunas cuestiones metodológicas entre las que destacan el uso de apoyos visuales, refuerzo positivo o aprendizaje sin error.
Hoy vamos a hablar de un aspecto que además de constituir un factor metodológico puede considerarse en sí mismo un objetivo de trabajo: la capacidad de elección.
Lo primero que debemos hacer es enseñar a elegir al alumno, se trata de uno de tantos aspectos que niños sin TEA aprenden de forma espontánea y en el caso de nuestra población será necesario en muchos casos enseñarlo de forma explícita.
Para aprender a elegir debemos plantear situaciones estructuradas en las que, inicialmente, mostremos dos cosas (objetos, juguetes, alimentos…), una de su agrado y otra que no le guste o ante la que muestre indiferencia. El acto de elegir se realizará en función de las características personales del alumno o alumna y de sus aprendizajes, pudiendo señalar, nombrar o entregar una foto para manifestar su decisión.
Una vez el alumno sabe elegir podemos ir planteándole situaciones con varios objetos o actividades de su agrado, aumentar el número de opciones, ampliar los entornos en los que se desarrolla la actividad para favorecer la generalización o realizar paneles de elección entre otras propuestas.
Cuando el alumno sabe elegir, es el momento adecuado de utilizar su nueva capacidad como elemento metodológico en las diferentes actividades que se realizan a lo largo del día. Veamos algunos ejemplos:
- En situaciones de trabajo darle a elegir, entre opciones previamente seleccionadas por el adulto, qué tareas o fichas quiere realizar, dándole también la opción de elegir el orden en el que quiere realizarlas (ordenando fotografías representativas, por ejemplo).
- En momentos de ocio, ofrecerle diferentes objetos lúdicos para que escoja con cual divertirse.
- En situaciones de comida, dar a elegir entre diferentes postres ( si queremos que coma fruta podemos plantearle dos o tres opciones diferentes; si queremos que coma lácteos obraremos del mismo modo)
- Preguntarle con qué profesional quiere trabajar en caso de que haya más de uno en el aula o con qué niño quiere jugar.
¿Qué conseguimos empleando la elección como recurso metodológico?
- Hacer partícipe al alumno del trabajo realizado en el aula (o de las actividades del hogar) de una manera activa, teniendo en cuenta sus gustos y preferencias y dándole la oportunidad de expresarse.
- Una mayor tolerancia hacia objetos o situaciones que no sean de su agrado (por ejemplo la elección de frutas en niños que no la comen con gusto) ya que dentro de lo que le ofrecemos es él o ella quien decide con qué se queda.
- Disminuir las frustraciones ante la organización del trabajo puesto que le permitimos decidir el orden en el que se van a realizar las tareas.
- Desarrollar la capacidad de autodeterminación y mejorar la confianza y seguridad de la persona.
Personalmente se trata de un recurso que integro habitualmente en mi práctica diaria encontrándolo altamente satisfactorio por lo que os recomiendo emplearlo en diversos momentos y situaciones del día.
Saludos y hasta dentro de unos días.
Importantísimo, vital y muy difícil. No sólo conseguirías todo aquello que dices, sino que, además, podrías disminuir una de las principales dificultades que nos encontramos los y las SA-AAF adultos/as (de niños/as no plantea tantos problemas, pero cuando llega el momento de la independencia, , sí). Ahora que ya soy «mayor» (25) y puedo, más o menos, verbalizar mis emociones de modo bastante locuaz, creo que la situación diaria más estresante y que más angustia me genera es el momento de elegir yogures en el supermercado. Puede llevarme alrededor de 30-35 minutos. Una situación similar es escoger un tinte para el pelo, pero eso no lo tengo que hacer todos los días.
Elegir entre dos cosas que no te gustan no es difícil: si no te gustan, da igual uno u otro; escoges el mal menor. Elegir entre varias cosas que te gustan (yogures) es tremendamente angustioso. Mi estrategia compensatoria, dado que no puedo permitirme malgastar 35 minutos en estos menesteres, ha sido apuntar los que quiero exactamente y evitar absolutamente mirar hacia los demás, ya que podría bloquearme pensando,en bucle, si sería mejor para mi en ese momento preciso un yogurt con bífidus y piña o uno con mejor proporción entre proteínas-grasas-carbohidratos (la nutrición es uno de mis focos de interés, aunque tengo muchos más). Mientras cursaba mi licenciatura me resultaba muy problemática la situación de elección entre dos alternativas; estrategia compensatoria: una vez A, a la siguiente B, y así sucesivamente (como nunca he tenido problemas a nivel académico, en realidad las opciones me resultaban igualmente buenas, y de ahí el problema).
Te pongo un ejemplo de yogures por su simpleza; creo que la experiencia de los/as autistas que ya somos adultos/as puede ayudarte en tu trabajo. Algunas de estas dificultades no son tratadas en suficiente profundidad por la literatura especializada, y eso dificulta el trabajo de los que estáis (estamos) a pie de aula. Eres especialista, pero otros profesores no lo son, e ignoran esta dificultad que, sin apoyo y estrategia, puede llegar a ser muy problemática en el futuro . Enhorabuena. Tus alumnos te lo agradecerán cuando sean mayores.
Salud
[…] https://aulautista.com/2012/01/16/1558/ […]
Hay qué estar al dia de artículos nuevos…interesantes, qué den pautas para seguir trabajando y estar al pie del cañón con nuestros alumnos.