Hoy voy a compartir con vosotros otro minitruco muy sencillito que suele resultar efectvo una vez que los alumnos y alumnas lo aprenden.
En no pocas ocasiones estamos trabajando con un chico actividades de carácter manipulativo y nos damos cuenta de que tiende a realizarlas de manera impulsiva o incluso automática, sin pararse a pensar acerca de lo que está haciendo y por lo tanto cometiendo errores en su ejecución. Podemos observar esta conducta por ejemplo en actividades de clasificación de conceptos: damos al niño objetos o tarjetas que tiene que clasificar en dos recipientes y pone uno cada vez de forma alterna sin tener en cuenta si el criterio de clasificación es el correcto. También es frecuente observar estas conductas en actividades de vocabulario comprensivo en las cuales solicitamos al alumno nos entregue determinados ítems. El alumno solícito ejecuta la tarea pero de forma rápida y sin prestar atención, dando en muchas ocasiones la impresión de querer terminar la actividad cuanto antes.
¿Os resultan familiares estas situaciones? ¿Qué hacer ante ellas? Aquí va el minitruco: utilizar la consigna «manos quietas» para parar al alumno cuando ejecuta las tareas de forma impulsiva. Al principio además de la consigna es posible que tengamos que aplicar también alguna ayuda física (retirarle las manos y ayudarle a colocarlas encima de la mesa) para posteriormente ir retirando esta ayuda y dejando sólo la consigna verbal. Una vez el alumno o alumna lo aprende, es capaz de, ante la orden, frenar su actividad impulsiva para fijarse con más atención en lo que está haciendo y terminar la tarea de forma exitosa. Una sencillísima estrategia que a mí personalmente me ha dado estupendos resultados.
Además, con ella estamos haciendo uso del importante principio metodológico de hablar en positivo al alumno que ya he comentado en una entrada anterior: le decimos lo que tiene que hacer, no lo que no queremos que haga. Espero que esta estrategia os pueda resultar de utilidad.
Saludos y hasta dentro de unos días…