La llegada al aula de un alumno con TEA puede ocasionar que surjan dudas y preguntas por parte de los profesionales que lo van a atender. Es probable que nos preguntemos cómo empezar, qué hacer con él, cómo enseñarle… Lo primero es situar al alumno, ver en qué punto está, qué le interesa y motiva, cómo se relaciona con el entorno… Para ello es importante realizar una buena evaluación inicial que sirva de punto de partida sobre la cual diseñar la intervención. Para esta evaluación inicial es imprescindible tener una entrevista con la familia para que nos aporte información de sus hijos, pero además es necesaria nuestra observación del alumno/ a en el aula, lo que va a resultar de especial utilidad para el establecimiento de líneas de actuación y propuestas metodológicas, por lo que conviene que sea estructurada y se tengan claros los datos que queremos conocer, con el fin de recabar toda la información importante.
Los primeros días van a constituir un período de conocimiento del alumno/ a. Hay que observar al alumno tanto en situaciones libres como en situaciones provocadas por nosotros para poder conocer sus reacciones, gustos, hábitos, etc.
La observación debe centrarse fundamentalmente en cuatro campos:
1.1. Comunicación: Necesitamos conocer la siguiente información:
- ¿Qué modalidad comunicativa utiliza? (uso instrumental del adulto, señalamiento digital, signos, lenguaje oral…)
- ¿Qué funciones pragmáticas emplea?
- ¿Qué categorías semánticas utiliza?
- ¿Qué vocabulario conoce?
- ¿Cómo son las estructuras morfosintácticas que emplea?
- ¿Cuál es su nivel de comprensión del lenguaje oral?
- ¿Qué apoyos visuales necesita para dicha comprensión?
1.2. Conducta: Respecto al área conductual, hay distintos aspectos de los que necesitaremos recoger información:
- Uso de objetos: Observar cómo manipula los objetos, si les da o no un uso funcional, si realiza con ellos actividades o movimientos ritualistas o estereotipados, etc.
- Actividad libre: Ver qué hace en los ratos de ocio; se acerca a otros niños o se queda solo, tiene preferencia por logares u objetos concretos, realiza actividades funcionales o se enfrasca en conductas sin meta, etc.
- Imitación: Es muy importante conocer la capacidad de imitación que posee el alumno/ a con TEA ya que va a ser un factor determinante en la elección de la metodología a emplear con él. En caso de que existan competencias de imitación, hay que determinar si se dan con adultos o con iguales, en situaciones libres o estructuradas, etc.
- Alteraciones: A veces pueden aparecer problemas conductuales. Es necesario observar cómo se manifiestan y en qué situaciones. Algunas alteraciones conductuales pueden ser: rabietas, estereotipias, rituales, hetereoagresiones, autoagresiones…
1.3. Intereses: Es necesario conocer los intereses del alumno/a ya que esta información nos va a resultar de gran utilidad a la hora de decidir los refuerzos a utilizar y también al planificar las actividades, ya que apoyándonos en sus centros de interés conseguiremos mejoras importantes en la atención y la motivación. Algunas preguntas que podemos plantearnos son:
- ¿Qué cosas le gustan (juguetes, canciones, películas, objetos, alimentos…)?
- ¿Qué actividades realiza en su vida cotidiana?
- ¿Qué personas conforman su entorno cercano?
1.4. Nivel de representación: Para poder adecuar el material y las ayudas visuales de forma útil y eficaz, es necesario saber qué nivel de representación es capaz de interpretar el alumno/ a:
- Objeto real
- Fotografías
- Dibujos
- Símbolos (por ejemplo pictogramas)
Con toda esta información aumentará nuestro conocimiento del alumno/ a, y podremos diseñar mejores estrategias de intervención.
Saludos y hasta dentro de unos días